De vueltas por Chetumal y luego de haber vivido poco más de una semana en el interior de la península y en las costas mayas, volvimos a encontrarnos con Fray Gabro (Gabo para los que lo conocen de años).
Con estuvimos algunos días esperando que llegara la fecha para salir de caravana hacia el Santuario de Nuestra Señora de Izamal.
Mientras tanto, y para no perder la costumbre de hacernos de amigos, pudimos compartir unos días con una hermosa mujer de la ciudad de Chetumal: Lilí Conde.
Podríamos decir mucho de Lilí, cosa que no haremos ya que será ella misma quien se encargue de contarles quien es y a que dedicó su vida. Nosotros solo la definiremos como una “educadora”, como una “señora maestra” que ha dedicado sus últimos 30 años a trabajar con hombres privados de su libertad.
¡Gracias amiga por habernos recibido con tanto cariño!
También nuestras gracias a Fray Ismael, quien como un abuelo nos despidió al salir de camino a Izamal ofreciéndonos lo que tenía.
Chetumal fue para nosotros durante casi un mes, la tierra que nos acogió muy tiernamente. En la persona de Fray Gabriel fundamentalmente, pero también en muchos de los que con mucho cariño nos recibieron en sus casas para compartir la vida y la experiencia del camino recorrido. A Leticia, a Benja, a los Papelitos, a los frailes menores, a la mama del Dani, a la profe de Literatura, a Lilí y a su hermana, a Doña Black y a Don Decker, etc.
Les dejamos unos versos que escribió Dom Pedro Casaldáliga al momento de conocer la pequeña Chetumal. Gracias...
CHETUMAL
Yo me fui a comprar futuro junto al mar.
La zona franca no lo era bastante para mí.
No se compra la gracia de la vida.
No se negocia con el Pueblo.
La bandera en la piedra no ondeaba,era piedra.
Pero el mar desplegaba, azul y verde,
más allá de mis ojos su estandarte indomable.
El águila dorada posaba muerta al sol,como una momia,
mientras cantaban libres, sobre el césped, muchos zanates negros.
Centroamérica es, toda, esperanza.
Y «ellos» se están volviendo monumento irrisorio, sal de olvido.
Daba el reloj las diez.
Daba la hora de ser ya para siempre solidario mi corazón.
América era mía como un beso de nupcias.
El Mar Caribe y yo seríamos mañana:
la singladura azul de la utopía.
La EP